jueves, 25 de marzo de 2010

La dimisión del Papa

Con la que está cayendo hace tanto tiempo (abusos, sacerdotes pederastas, escándalos encubiertos…), cualquiera con un poco de dignidad se plantearía  la dimisión del Papa por su demostrada implicación (TVE) (ElPaís.com).

En el año 2010 cuesta entender que una empresa multinacional, como la Iglesia Católica, siga eligiendo a su máximo directivo con carácter vitalicio, sin permitirse en ningún momento cuestionar sus decisiones ni su autoridad moral. Y si alguno de los que leen esto me recuerda que es un Jefe de Estado, peor aún, puesto que recordemos que en su elección no participan más que unos elegidos a dedo por el papa anterior (los cardenales). No se trata pues de una democracia en ningún caso, sino algo más parecido a una monarquía o una dictadura. Y su objetivo es ir dando su opinión (aunque no se la hayan pedido) e ir convenciendo a todos de que son poseedores de la verdad superior. Solo ellos.



Seamos pues conscientes de la importancia y la influencia que tiene un “mini-estado” con sucursales en cada parroquia de cada ciudad del mundo de tradición cristiana…

¿Y están dispuestos a dejarle el mando a alguien que ha encubierto a delincuentes? ¿A personas que han ido en contra de los principios que defiende el propio cristianismo? No sería la primera vez en la historia.

Tanta hipocresía tan solo puede venir de quien estuvo al mando de la Congregación de la Doctrina de la Fe, sucesora de la antigua  Inquisición.
Y  les hablo de Joseph Ratzinger, quien persiguió todo intento de humanizar y acercar a la realidad a la Jerarquía de la Iglesia Católica, con el beneplácito del papa de entonces, Juan Pablo II.

Y vemos actualmente como cualquier iniciativa que Ratzinger propone no hace más que destruir todo lo positivo que se consiguió en el Concilio Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII (hace poco se hablaba de volver a hacer la misa en latín). O sea, distanciarse aun más del mundo real y de sus necesidades.
El humorista gráfico Manel Fontdevila del diario Público hace una brillante reflexión sobre el tema: prohibir el amor cuando, en teoría, es lo contrario lo que pregonan.

Pero no quiero ser un demagogo. He conocido a personas maravillosas que son sacerdotes y soy amigo de alguno de ellos. Pero su dios no es el de Ratzinger. Su vivencia cristiana nada tiene que ver con la del pastor alemán.
Ojalá sirvieran todos estos escándalos para crear una reflexión abierta y renovadora dentro de la Iglesia, pero en vista de las primeras reacciones lo más seguro es que no.

También habría que ponernos en el lugar de los sacerdotes (y las religiosas). Qué terrible castigo el de una vida en soledad, sin derecho a una compañera o compañero que te ayude a soportar tantas injusticias y que te regale con el calor del amor y la ternura al final del día. ¿Quién puede ser mejor persona por vivir en soledad y celibato?

Yo creeré que un papa tiene sentido y fuerza moral cuando vea mujeres sacerdotes y obispos. Cuando La homosexualidad sea aceptada como algo natural, del mismo modo que es natural en la propia naturaleza. Cuando un sacerdote o sacerdotisa pueda casarse y tener hijos.

Quizás cuando el papa sea elegido de forma democrática por un período limitado de tiempo y entre los candidatos haya todo tipo de personas, hombres y mujeres y no solo viejecitos decrépitos de mentalidad anquilosada, entonces la Iglesia estará acorde con la sociedad y tal vez así podamos vernos reflejados en ella. Y él será un verdadero líder espiritual.

Por ahora, cada día me demuestran de numerosas formas que viven en un mundo aparte y que el tiempo se mueve mucho más lentamente para ellos.
(Y se preguntarán por qué las iglesias no se llenan y hay que “importar” sacerdotes de latinoamérica a España).

El Papa no actuó contra otro cura pederasta en Alemania (Publico.es)
Ratzinger calló ante las denuncias contra el abusador de 200 niños. (ElPais.com)

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