martes, 25 de agosto de 2009

“Fracaso escolar”



“Católicos y concertados“, por Manel Fontdevila del diario Público.

Tráfico aéreo mundial en 24 horas

Encontré este vídeo que muestra todo el tráfico aéreo mundial en 24 horas resumido en un minuto y 11 segundos. Una serie de puntitos amarillos moviéndose sobre el planeta en una danza hipnótica. Y da que pensar.


Ya de niño me tocó cruzar el Atlántico varias veces a bordo de un avión y recuerdo que me impresionó. Era toda una aventura y eso que no se trataba de ir de vacaciones.
Pero es de adulto que uno toma verdadera consciencia de lo casi milagroso que resulta que ese tremendo aparato de metal, con más de trescientas personas a bordo,  se eleve por el cielo con total naturalidad. Pilotos, azafatas y personal de a bordo te sonríen en todo momento para crear una atmósfera general de confianza para que ni te plantees que eso de volar, por mucho que te pueda gustar, en el fondo es algo que va contra la naturaleza del ser humano. Seamos realistas: si estuviésemos hechos para volar tendríamos alas, ¿no?
A pesar de todo, solo con ver este vídeo se me reafirma la idea esa de que volar es el medio de transporte más seguro, pues con la cantidad de gente que está viajando constantemente en aviones tampoco es que se estén estrellando cada dos por tres. En cambio no podemos decir lo mismo de los automóviles.
En alguna parte leí la cifra (que desgraciadamente olvidé) de personas que se calcula que están permanentemente en el aire, dentro de un avión. Y era un número enorme.
Solo pido (si hay alguien por ahí que escucha, que tome buena nota de ello) que la próxima vez que me suba a uno de ellos, sea uno de los puntitos que no se caen ni al mar ni a ningún sitio equivocado.
Me van a perdonar el toque catastrofista, pero ando enganchado a la seria de TV “Perdidos” (“Lost”) y ¡madre mía!, qué manera de pasarlo mal esa gente… pero que guionistas tan buenos!!!

sábado, 22 de agosto de 2009

La belleza del misterio

"Lo más bello que podamos experimentar es lo misterioso. Es una emoción fundamental, cuna del verdadero arte y de la ciencia.
Aquel para quien esa emoción sea ajena, que ya no pueda maravillarse y sentirla, vale tanto como una vela sin llama, apagada, muerta."
Albert Einstein
(vía Microsiervos)